U-TOPOS: Principios de la investigación


U-TOPOS: PRINCIPIOS DE LA INVESTIGACIÓN


Introducción.

PARADIGMAS Y UTOPÍAS: EN LA BASE SUBJETIVA DE LA REALIDAD

Paradigmas

Visto bajo un concepto histórico del conocimiento, distintos discursos sobre la realidad han gobernado alternadamente las épocas y ordenado la vida sobre la tierra en uno u otro sentido particular, donde la adopción de un modelo de realidad ha estado siempre profundamente involucrada con la contingencia de su tiempo.(1)

El reconocimiento a finales del siglo XX de la religión y la ciencia como universos paradigmáticos, sistemas enunciativos dominantes, generadores de sentido común, que han entregado la medida de la constatación de los fenómenos dentro de la realidad, nos dice también que éstos imponen sus propias distinciones por sobre otras, a la medida del consenso hegemónico que regula la vida en determinado momento de la historia.

En el sentido del discurso occidental acerca del conocimiento, inaugurado por la filosofía griega cuyo devenir alcanza una culminación capitular en el conocimiento epistemológico contemporáneo, la realidad está fundada por la idea, que es origen del discurso y requiere por lo tanto del acuerdo de las partes, constituyendo luego el conjunto de tales ideas, sus constataciones y contrastaciones, en un paradigma.

En el centro de la noción de paradigma se encuentra la concepción de lugar común de las ideas que conforman un mismo reconocimiento de la realidad. Como lugar común, el paradigma produce la espacialidad conceptual necesaria para poblar la realidad de los sentidos y reanudar el trato con la naturaleza, a la vez que dispone el instrumental para transformarla.

Un paradigma entrega enunciados de constatación objetiva para la observación de la naturaleza, que son a la vez principios discursivos que reconocen la existencia de un observador en la base de la realidad. En la espacialidad conceptual del paradigma radica la base subjetiva de la realidad, que convierte no solo a la exterioridad de la naturaleza en interioridad de la ciencia, sino a la interioridad mas acá de los sentidos, la interioridad del pensamiento, de la psique, de las relaciones humanas y de la sociedad en su conjunto, en realidad enunciable y constatable.

Cuando se trazan las directrices de un paradigma también se trazan los marcos del conocimiento y el desarrollo personal, en la concepción de un sujeto epocal que habita un exterior que no es otra cosa que la interioridad del mismo sistema de pensamiento que lo enmarca.

Utopías

Se puede decir que en la línea epistemológica de los paradigmas se encuentran las utopías, concebidas en los comienzos del pensamiento moderno para diferenciar la realidad de las ideas sobre la realidad. La constitución utópica del discurso es el primer paso en la confrontación de las ideas con la praxis real. Para la constatación empírica se requiere de un modelo ideal que tensiona las posibilidades del sistema conceptual a su máximo de realización, que para efectos del discurso, solo pueden ser concebidas visualizándolas en un afuera de lo posible.

La utopía participa de la familia conceptual del topos, espacio y lugar a la vez, por ende concibe la coexistencia de sujetos en un medio que se pretende como experiencia común. El principio moral de la utopía es el de la comunión, el lugar común ideal, por ende la forma más pura –o abstracta- de concebir la realidad en el límite de las capacidades humanas y ojo primario de evaluación de la experiencia de existir en compañía de lo otro.

1 comentario:

alein dijo...

buena sistematización. buena redacción. se agradece lo comprensible de la exposición.

un saludo