c. ANÁLISIS DE REFERENTES: Utopías negativas y comportamiento oblicuo del u-topos

c. ANÁLISIS DE REFERENTES: utopías negativas y comportamiento oblicuo del u-topos

Utopía y distopía

La u-topía o el lugar en donde todo es como debe ser, a la vez que no existe, que no está en ningún lugar(2), posee este comportamiento dada su atingencia histórica como discurso, destinado a expresar las ideas de sociedad que no son posibles de realizar, por razones generalmente asociadas al orden cosmogónico establecido por el poder religioso, político, económico, científico y filosófico, de la época.

Por esto las discursividades utópicas también poseen un carácter teleológico y proyectivo, y suelen situarse cuando no en un presente inexistente, si en un futuro posible aunque no necesariamente realizable. Al ser un discurso de libre apropiación, es usado por igual por los sistemas hegemónicos como por los programas revolucionarios. Así también es ocupada la figura de la distopía, o lugar donde las cosan no son como deben ser, o donde las cosas han salido “mal”, para crear ficciones críticas al sistema actual o bien ficciones demonizantes de los discursos alternativos.

El concepto de utopía está cargado de sentido histórico. Al asociarse cada vez con la imposibilidad de la práctica, ha habitado el espacio de las imágenes y de las ideas escritas al margen de las asociadas al poder fáctico, acentuando en esta diferencia su carácter político e idealista, al servicio del mejoramiento de las políticas reales y la evaluación crítica de los sistemas de pensamiento y construcción de la realidad.

Mediante la búsqueda de referentes, dibujaremos una senda segmentada para seguir más de cerca el devenir de los discursos utópicos en la modernidad y la posmodernidad.

Situamos el origen del pensamiento utópico moderno en el campo recién creado de la subjetividad cartesiana, y en lo arquitectónico, en las utopías de los siglos xvi y xvii, distinguiendo entre las utopías de Bouleé, Ledoux, Palladio y distopías como la de Piranesi.(3)

La distopía creada por Piranesi desata la pendularidad del pensamiento idealista y descubre la marginalidad de ciertos discursos contemporáneos a los paradigmas vigentes de una época. Tal contemporaneidad sin embargo refleja que tanto el auge como la caída y recambio de un paradigma nacen al mismo tiempo y son siempre las dos caras de una misma moneda.

utopía negativa

La distopía de Piranesi es por esto también una utopía negativa o dialéctica, que no se plantea necesariamente como deformación perjuiciosa del modelo actual sino como un camino de desarrollo humano paralelo, de igual consistencia productiva y simbólica que el discurso Tópico dominante, enunciado a través del principio de negación, origen del devenir de los discursos sobre la realidad.

Veremos en las vanguardias holandesas la depuración del espacio representacional en un espacio abstracto liberado de la gravedad, y en las rusas el surgimiento de una visión constructivista de la realidad, vinculando arte y vida en un movimiento estético integrado; y el retorno a la utopía humanista clásica del movimiento moderno y su discurso oficial, concentrado en el estatuto de los congresos de arquitectura CIAM y algunos discursos individuales como utopías positivas menores (Team X) y utopías negativas (New Babylon).(4)


Función Oblicua: principio u-tópico negativo.

En este contexto distinguimos la utopía negativa de Paul Virilio y Claude Parent, que abre con claridad y determinación un desarrollo posible de la forma habitable derivada del campo hegemónico de la espacialidad cartesiana: la función oblicua.(5)

A partir de este descubrimiento, podemos sintetizar la oblicuidad como principio de referencialidad y diferencia que de una u otra forma incide en las propuestas utopistas de todas las épocas.

En la época clásica, la oblicuidad se compone de la diagonalidad ascendente del punto de vista en las grandes construcciones perspectivas de uno y y más puntos de fuga, y en el gesto que abarca la totalidad platónica buscada por los edificios más idealistas.

La diagonalidad piranesiana se multiplica infinitamente hasta provocar por desborde lo que su época solo puede concebir como distopía. El sublime moderno alcanzado por el hombre para sí mismo, horror de la razón desplegada sin motivos aparentes a la escala de un acontecimiento de la naturaleza(6). Ya para Piranesi este escenario presenta las condiciones de un encarcelamiento: habitar dentro de la naturaleza de lo creado.

El gesto visual del punto de vista oblicuo cubre la totalidad del sueño idealista en su desmesura y su inmensidad, despertando también su horror, al comprobar su finitud que no es otra que la del entendimiento. La incorporación de la oblicuidad al universo sensorial y funcional del cuerpo, abre la experiencia de este sublime a su experimentación: se habita la distancia misma que separa al sujeto de los límites de su realidad.
Esto al menos, en sentido metafórico.

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