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De la impertinencia, del discurso impropio, del comentario impertinente.
Pablo Fuentes Cárdenas, FAU, mayo-junio 2002 .
No podemos pretender la preexistencia de nuestros “problemas” disciplinares y menos aún encontrarles solución, sin antes generar las condiciones para su búsqueda y detección. En otras palabras, una infraestructura de dialogo, discusión y negociación es imprescindible como instancia previa al enfoque de cualquier problemática.
Si partí reconociendo la existencia de una “problemática disciplinar”, debo situarla en un punto de origen que defina mi posicionamiento frente a la actual situación. Tal punto de origen es para mí entonces, el de una “problemática generacional”: el miedo generalizado a la impertinencia y, finalmente, a la impropiedad. La figura del “conocimiento experto” ha dividido a la población y a consumido el vitalismo de las generaciones jóvenes, abandonadas al juego de la autocensura.
Es necesario superar el miedo a la impertinencia. La pertinencia y la asertividad son medidas de quienes las administran para su provecho. Todo discurso es impropio en la medida de que recurre a su propia selección de los argumentos, su propia mirada de las cosas. Cada discurso es impropio del otro: La impropiedad es la medida del control social. Por eso:
Antes de la aseveración informada está por derecho la duda mas propia del que observa y esa duda es precisamente la propia aportación a la producción universal del conocimiento. Este principio es crucial para entender que se habita en un contexto histórico y de igualdades.
Nuestro discurso -generacional- puede y debe entenderse horizontalmente con el de quienes nos anteceden, es decir las personas, los discursos, las teorías y paradigmas con nombre y fecha. Se debe superar la imperiosa necesidad inicial de referencias bibliográficas y lecturas, saberse iletrado e ignorante, para entender que el conocimiento (im)propio, la aportación propia a la producción de conocimiento radica en ese pensamiento intuitivo, monádico del individuo, que lo define único; y en la más mínima porción de experiencia que éste haya acumulado; a cada segundo se puede enarbolar una nueva teoría de si mismo sin necesariamente perder sentido en ello. En cada uno de nosotros radica una fracción infinita de nuevo conocimiento; y esto sin necesidad de erudición. Nuestra propia función intensiva especifica de acercamiento al planómeno, que se alimenta con cada lectura, con cada imagen, con cada entrecruzamiento y con cada contraste y cada experiencia.
Hacia la noción de marcos epistemológicos en el actuar histórico contemporáneo.
Es fundamental por eso superar la impropiedad del discurso y asumir la responsabilidad del discurso, para entenderse luego en un marco histórico de la totalidad de los discursos; entender que así nuestro discurso es el discurso del ahora en función de todo lo que ha ocurrido y se ha dicho.
No debemos perder nuestra ya borroneada conciencia histórica. Y entiendo para esto conciencia histórica como la capacidad de saberse con el mismo poder de palabra de quienes han construido con sus errores (y aciertos) nuestros actuales marcos de entendimiento y de relación y puesto que estos marcos se reproducen sin mayores alteraciones en cada generación , el proceso de entrega de la conciencia histórica para la transformación (o educación) se hace muy lento, engorroso y contaminado y, básicamente, forma individuos incompletos e insatisfechos, poco conscientes de las herramientas que la historia les da para vivir contemporáneamente : en la educación actual, las disciplinas son entendidas como materias o como explicaciones totales de la realidad; el individuo-estudiante crece entendiendo ciertos discursos como definiciones consistentes de la realidad.
Nuestra vida actual es producto de discursos de individuos, propios e impropios, que han logrado transformar los días que los siguieron. Cada quién ha alzado la voz –unos con más suerte que otros- en su momento histórico y ha puesto sus ideas sobre el tapete, bastándose sólo de un poco de soberbia, y luego, de una sistemática responsabilidad para con los demás discursos de saber (y de poder) que circulan en el medio de la real toma de decisiones: los saberes científicos en juego con los poderes políticos y económicos.
E insisto. Cada quien en su momento, como nosotros ahora.
Por eso, la impropiedad del discurso queda superada para entenderse necesariamente dentro de un horizonte de marcos epistemológicos o de saber. A partir de este momento, el saber originario (monádico) debe abocarse al estudio de su propio marco histórico-crítico.
Para la óptima alineación con los demás discursos disciplinares -con poder crítico-
Es por eso fundamental desarrollar integrado a la práctica, un perfil de alcance político similar al de las disciplinas humanistas que tienen más contacto con la práctica histórico-crítica en la contingencia inmediata: las artes, las filosofías y las ciencias humanistas.
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Hacia la constitución de un escenario de discursividades de corto alcance en la escena nacional de arquitectura.
Es urgente expandir la incidencia de la práctica de arquitectura al campo de lo cotidiano. Si por el momento la arquitectura se considera una carrera para tener un buen “sobrevivir”, se debe luego asumir su papel activo en la producción cultural. Para esto debe reducir su alcance de costos y su horizonte comunicacional, para entrar en contacto con la actividad publica y la crítica del día a día. a la escala de los discursos legitimados por vía de la exposición autogestionada, la acción pública cotidiana de la arquitectura debe superar su límite escalar y operativo, bajarse de su altar económico-simbólico y asumir conciencia crítica y presencia activa en la vida cotidiana.
Desplazamientos desde la escena artística.
La escena de arte posee por naturaleza una escala material menor que la práctica de la arquitectura y se mantiene en contacto directo con la contingencia histórica y política de su tiempo; su accionar es más inmediato y apunta a la producción directa de material simbólico-crítico. Por ende, su incidencia política es relativa tanto a su compromiso histórico como a sus condescendencias o negativas para con la institución.
Sobre todo por sus fuertes conflictos con la institucionalidad (artística, política, estatal, universitaria, religiosa, histórica, etc), la gestión artística es de “corto alcance”, de menor presupuesto que la arquitectura, posee un escenario más en contacto con el cotidiano y su accionar es principalmente individual y autogestionado si bien aún está encerrada en su propio “juego de lenguaje” (lyotard) y muy alejada de una real actividad cultural.
El arte posee unos circuitos de circulación efectivos en simular-producir la actividad “cultural” de la ciudad: galerías, museos, escuelas, mesas redondas, catálogos y publicaciones. Una actividad por cierto, de corto alcance y altamente efímera, pero en linea con el “tiempo real” del quehacer cotidiano; y con un gran poder de acción crítica y transformación simbólica
Entonces,
Frente a la crisis histórica del quehacer público de la arquitectura, en Chile, es imperante conformar lo antes posible una plataforma de accionar público en mayor contacto con los individuos y en paralelo con el perfeccionamiento preformativo de la practica profesional.
La importancia de publicar
Superar el espectáculo de los medios de comunicación
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Emergencia de circuitos de investigación independientes (para-institucionales)
Es fundamental producir conocimiento en forma paralela a la actividad académica institucional, y en especial a nivel estudiantil, puesto que el vacío generacional es tan vasto que se hace muy costosa la actualización continua de los conocimientos y de las nociones de actualidad y contemporaneidad. El conocimiento no ha de surgir en forma unidireccional y selectiva ni la disciplina de la arquitectura debe detentar un saber exclusivo.
1- todo argumento es considerado valido y consistente dentro de su propio campo de enunciación. (éste puede ser original, el borrador de un paper, reflexiones escritas dentro de un ejercicio académico, o una lectura crítica de otro autor).
2- De su lectura y posterior discusión se extraerán campos de desarrollo de conceptos (marcos teóricos) y líneas de investigación (marcos metodológicos).
3- De la complementación de las diversas lecturas se pretende encontrar campos de problematización generales, específicos y contingentes, que permitan alcanzar el desarrollo de hipótesis de estudio.
4- El espectro de proposiciones es abierto y va adquiriendo sentido en la medida en que las diversas lecturas van generando entrecruzamientos.
5- El formato de presentación es libre.
6- Es fundamental entender que se opera de manera subjetiva, individual, local y a nivel nacional o de ciudad, de manera de superar cualquier “escollo” cultural con marcos referenciales internacionales o histórico-institucionales.
7- las aportaciones son de cualquier nivel estudiantil y académico, así como disciplinar ( cualquier disciplina que se permita establecer vínculos teóricos y operativos con la arquitectura).
Anexo: La Investigación en medios digitales